Las nuevas tecnologías han cambiado la manera de vincularse no solo en términos informales, sino también en cuanto a contratos y acuerdos de índole formal y jurídica, entre partes públicas y privadas, con o sin intervención estatal. La profesión de traductor no escapa a los embates de esta revolución tecnológica tanto en lo que respecta a los conocimientos informáticos relativos a herramientas propias del desempeño liso y llano —llámese traspaso de texto de un idioma a otro— como a la manipulación e intervención de documentos y a la relación con terceros emisores y receptores de tal documentación. En la Argentina, la formación académica del Traductor Público existe desde aproximadamente 1850 y continúa hasta estos tiempos con las adaptaciones lógicas adecuadas al contexto histórico. Sin embargo, en estos últimos diez años, y especial y drásticamente en la era de la pospandemia, el desempeño de la figura del Traductor se ha visto sumergido en una vorágine de cambios y adecuaciones al contexto temporal y social que suma nuevas realidades y necesidades de formación. En esta línea, y entre otras cosas, la implementación y el uso de la firma digital en las traducciones públicas ha sido, y es, uno de los cambios evolutivos que más ha favorecido y aportado al desempeño profesional del Traductor Público en nuestro país. En esta presentación proponemos analizar la implementación y el uso de esta herramienta e intercambiar experiencias y opiniones en torno a la profesión del Traductor en Latinoamérica.